Fotografía
Me pide que me siente con las piernas cruzadas, un brazo estirado con la mano en la rodilla, el otro doblado con el codo en el respaldar de la silla. Mira a la cámara y no cierres tanto los labios.
Una noche, afuera de un bar cerca a la universidad, un amigo y un compañero de clase me dicen que tengo una expresión en el rostro de que los voy a mandar a la mierda en cualquier momento. Me río, porque no me pienso de esa manera, pero también río porque me siento halagada. Se siente como si hubiera alcanzado un objetivo soñado.
Lo niego: qué hablan, no hay forma, es su imaginación, si lo piensan será por algo. De seguro es porque se lo merecen, pienso.
*
La anécdota se me viene a la mente a menudo. A veces, cuando me miro al espejo y me observo el entrecejo; otras, por ninguna razón en especial. Ahora que he vuelto a vivir con mi mamá por un tiempo y la observo todos los días, me pregunto si lo heredé de ella. Yo también siento que me va a mandar a la mierda en cualquier momento.
Luego, lo olvido.
Ayer me sacaron unas fotos. Me habían invitado a hablar en la Feria del Libro de mi ciudad y necesitaban unas que digan “mira, soy escritora, léeme”. En el taxi de camino a la casa de la fotógrafa, me muero de miedo. El lente frente a mi rostro me intimida. Puedo escribir sobre mi vida, pero que me miren tan de cerca y que me capturen, me asusta. De seguro es un tema de control. Siempre es un tema de control.
Ya en la casa de la fotógrafa, me siento mejor, porque si ya estoy ahí, al menos, tengo que intentar disfrutarlo un poco. Además, se nota que sabe lo que hace. Confío en ella, aunque al principio me cuesta. Luego, comienzo a aparecer. Me pide que me siente con las piernas cruzadas, un brazo estirado con la mano en la rodilla, el otro doblado con el codo en el respaldar de la silla. Mira a la cámara y no cierres tanto los labios. Ella se para sobre una silla, toma la foto y ahí está. Soy yo. El vestido rojo que le he robado a mi madre. Mi vientre hinchado porque me vino la regla por la mañana. Y mi cara de que no me vayas a decir ninguna, pero ninguna estupidez.