Nadie merece sentirse triste por abortar. Ninguna mujer debería sentir que, en un mundo ideal, habría continuado su embarazo.
Hasta que la dignidad se haga costumbre - Tercera parte
Hasta que la dignidad se haga costumbre …
Hasta que la dignidad se haga costumbre - Tercera parte
Nadie merece sentirse triste por abortar. Ninguna mujer debería sentir que, en un mundo ideal, habría continuado su embarazo.